ENCUENTRO DE JOSEFA CON EL SEÑOR.
Sepelio de tía Josefa, 15 de Noviembre del 2008, Lezama población cercana a Altagracia de Orituco, Estado Guárico.
Josefa solicitó a su familia buscaran los documentos de propiedad de una parcela en el cementerio Jardín Metropolitano de Maracay, la cual fue comprada con el esfuerzo de su trabajo y creía era la propietaria. Esta parcela consta de tres espacios y uno de ellos está siendo ocupado por los restos de su mamá, Mercedes Muñoz de Ramírez. El deseo de Josefa era venderla y comprar una parcela en el cementerio de Altagracia de Orituco o en alguno de los pueblos vecinos, traer los restos de su mamá, y que cuando partiera para estar con el Señor, la sepultarán allí, cerca de su mamá. Una vez obtenido el documento, se le leyó y explicó que el documento estaba a nombre de la misionera Verla Peterson y que una de las cláusulas establecía que no podía ser vendido. Josefa amó y creyó a quien ella pensó que delante de sus acciones arrojaba palabras de oro, y cumpliría incluso más de lo prometido, pero fue defraudada, los valores eran diametralmente opuestos a los que ella albergaba en su corazón.
Documento: Parcela de Terreno en el Cementerio Jardín Metropolitano Estado Aragua, Propiedad de Verla Peterson
Josefa estaba una vez mas ante su triste realidad, toda una vida de trabajo y llegó a su familia con tres maletas, una de ellas con fotos y en las otras unas batas, algunas toallas y unas cobijas; Josefa elaboró una lista con sus enseres, los cuales nunca fueron enviados a su nuevo lugar de residencia.
Documento: Enseres de Josefa.
Fue conmovedor cuando nos pidió unos zapatos, y alguna ropa interior; fue en ese momento cuando nos percatamos la magnitud del despojo, tuvimos que contener las lagrimas, disimular el dolor ante ella e infundirle ánimo. Le cantábamos y recordábamos, que para ella había y siempre hubo abundantemente todo lo que necesitara, que para nosotros era una bendición de Dios tenerla al fin con nosotros, sus sobrinos ahora adultos y solventes. Josefa estaba muy edematizada producto de la falta de atención médica adecuada, estaba muy grave, y no obstante su gravedad y ser defraudada por esas personas a las cuales dedicó la mayor parte de su vida, Josefa estaba muy feliz al estar con su familia, se sentía apreciada, atendida, amada; lo manifestaba a través de su sonrisa espontánea, sus palabras, cantaba, contaba chistes y narraba anécdotas. Entre las cosas que disfrutó y la maravillaron fue las video-conferencias con su familia a través de Internet; poder mantener comunicación constante con su familia, poder hablar, oir y verlos, lo único que no podía hacer era tocarlos. A cualquier hora del día hablaba y veía a quien ella quisiera de su familia, desde allí le cantábamos y consentíamos. Ella nos alegró con sus palabras y su felicidad de poder estar con nosotros y podernos ver a través de la tecnología actual. Era muy difícil para ella comenzar a tomar decisiones en los días postreros de su vida, no obstante, manifestó su deseo de no regresar a Maracay y que al partir con el Señor, fuera sepultada en Altagracia de Orituco o en alguno de sus pueblos cercanos, además que trasladáramos los restos de su mamá, desde Maracay a Altagracia y entregáramos la parcela con sus tres puestos a la misionera Verla Peterson. Josefa igualmente manifestó su deseo de no recibir llamadas de las misioneras Verla Peterson y Elizabet Camero de Artigas. Josefa constantemente repetía el himno "Herida, Triste a Jesús", conocido también como "En la Cruz" y especialmente sus palabras¨"Venció a la muerte con poder y el padre le exaltó, por el entrada tengo ya, al Reino del Señor", igualmente siempre nos manifestó "Dios hará Justicia". Josefa sabía que su partida con el Señor estaba cercana. Graciela, una de sus sobrinas le hablaba explicándole las diligencias que estaba haciendo antes de viajar desde los EEUU para estar con ella en Venezuela, Josefa le respondía que no se preocupara, que ella estaba bien y muy feliz y le prometía que la iba a esperar, y así fue. Graciela llegó y Josefa estuvo muy feliz, a pesar de su insuficiencia respiratoria y cardíaca, Josefa pudo cantarle claramente dos himnos, "Herida, Triste a Jesús", y "Jesús es mi Rey Soberano". Josefa cumplió lo prometido, esperar a Graciela realmente significó para ella un gran esfuerzo, su estado de salud era muy grave, una vez cumplido su deseo de ver a Graciela, uno de los suyos personalmente, decidió entregarse al proceso del viaje eterno. Solo transcurrieron semanas desde la llegada de Graciela hasta su partida con el Señor. La madrugada anterior a su partida, pidió a Graciela le cantara el himno "Herida, Triste a Jesús", y ella con mucho esfuerzo también lo cantó. Además, Graciela por iniciativa propia le cantó "Jesús es mi Rey Soberano", Josefa se lo había cantado a ella cuando llegó a Altagracia, Josefa le acompaño débilmente, ya la fuerza se agotaba. Al día siguiente, 15 de Noviembre a las 12:20 del mediodía, en brazos de su sobrina Graciela, como ella lo deseaba, morir acompañada de su familia, partió para estar con el Señor. Tía Josefa tuvo una muerte con dignidad y serenidad, en su cuerpo quedaron las huellas de nuestro amor y de nuestras atenciones.
Sus restos se encuentran en la población de Lezama cercana a Altagracia de Orituco.
A Josefa Ramírez le sobreviven su hermano Simón Ramírez, pastor retirado con más de 50 años en las Iglesias Evangélicas Libres de Venezuela y su cuñada Elia Diva Cabeza de Ramírez, Maestra Jubilada. También le sobreviven sus únicos sobrinos: Merly Ramírez Médico Psiquiatra de Niños y Adolescentes, Graciela Ramírez de González Ingeniera, Arelis Ramírez Abogada, Simón José Ramírez Ingeniero y Profesor Universitario, Luis Edgardo Ramírez Abogado y Profesor Universitario. Sus sobrinos en segundo grado: Carolina Paredes Abogada, Cesar Andrés Paredes Ingeniero, Gabriela Paredes Profesora, Elizabeth Barrios estudiante universitaria, Daniela Barrios estudiante, Luis David Ramírez Politólogo, Henry Eduardo Ramírez estudiante universitario, Sthepanie Ramírez, estudiante, Nicole Ramírez, estudiante. Sus sobrinos políticos: Miguel A. González Palma Ingeniero y Profesor Universitario, Edgar Barrios Médico Psiquiatra de Niños y Adolescentes, Cecilia Ramírez Ingeniera, Griselda Guerra, Profesora. Todos viven, trabajan y estudian en diferentes ciudades de los Estados Unidos de América desde hace muchos años.